Esta imagen muestra un bebé marcado por las principales marcas publicitarias y sostenido por unos brazos que, al contrario, no aparecen marcados. Nos hace observar como la publicidad utiliza el sentimentalismo y la descripción emotiva para despertar el afán por el producto que se publica, ya que está científicamente demostrado que cuando observamos un anuncio en el que aparecen niños, nuestro intelecto, de forma espontánea, elabora una respuesta que se acerca muchísimo al deseo por conseguir dicho producto. Produce por lo tanto, en las personas que lo observan, la sensación de querer proteger al bebé y de comprar los productos que promociona; y en cambio, los brazos adultos que sostienen al bebé no están marcados, hecho que nos muestra que son los bebés los que hacen surgir en nosotros sentimientos y emociones, independientemente de que conozcamos o no el mensaje subliminar de esa publicidad.
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